Disclaimer

El plagio de lo aquí escrito está prohibido expresamente por respeto a las autoras.

Los hechos, personajes y situaciones que se presentan en esta historia son producto de la imaginación de sus autoras, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.


''STEREOSEXUAL''


Disfruten.

Saturday, July 25, 2009

IX - Helsinki

Tomé el viejo atajo en camino a la carretera; donde el bosque abundaba cerca del círculo polar artíco. Comenzaba a anochecer, y al llegar a donde la carretera, me vi sorprendida a lo vacía que se encontraba la carretera.

Me senté en la orilla de esta por varios minutos. Comenzaba a decepcionarme, cuando un automovil encendíó las luces. Salté sobre mis pies y me quité el suéter y lo agité con fuerza.
El auto detuvo su marcha a pocos metros de mi.

Un hombre de cabello largo y rubio era el que manejaba. Se quitó las gafas oscuras al nivel de su nariz y me inspeccionó con su mirada.

- ¿No eres policía, cierto?.-

- No, no lo soy.- reí. Sentía mi corazón later a mil después de brincar como tonta en medio de la carretera.

- ¿Ni trabajas para el gobierno?.- para entonces, negué con la cabeza. - ¿Entonces que quieres?.-

- Quería saber si... me puede llevar a la capital.-

Volvió a examinar mi cuerpo, y se colocó las gafas, ocultandole los ojos.

- Solo ten en cuenta, que mi motor es bastante potente.- el sujeto le dió vuelta a la llave y aceleró sin ponerlo en marcha. Tenía razón, su motor si que era potente.

Yo solo quería irme de ahí lo antes posible; temblaba de frio y temía que mi madre llamara a la policía a buscarme.

- Lo más potente mejor.- juguetié con un mechón de mi cabello y le sonreí al sujeto. Este sonrió y sin que me diera el permiso de entrar a su auto, entré y me senté en el asiento del copiloto.

- Soy Eleonora Harpy.- le ofrecí la mano y con asombro, el misterioso sujeto la aceptó extrañado.

- Adrian Vuorinen.- y pusó el auto en marcha.

Justo al entrar, un gran olor llegó a mis narices. Una mezcla de putrefacción y perfume. Bastante perfume. Dudé en la persona que me llevaría a la capital. Pero lo ignoré.

Adrian era una persona interesante. Unos años mas viejo que yo, pero no los suficientes como para superar a Álvaro. Tenía cabello largo, rubio y fino. De platica fluida e interesante. Charlamos por horas, hasta que cerré los ojos tras recorrer varios kilometros.

Pasaron cinco días en carretera. Me sorprendía que Adrian estuviera dispuesto a llevarme todo el camino a Helsinki. Y lo más curioso, era que no me tocó en todo el camino.

Desperté, con mi rostro pegado al vidrio de la ventana. Adrian llenaba el tanque de gasolina, y mirando a mi alrededor, bajé la ventana.

-¿Donde estamos?.-

- Helsinki. Hace unos minutos que entramos a la ciudad. Pensaba en depertarte... pero creí que no era justo.-

Finalmente, tras cinco - casi seis - días, había llegado. me sentía realizada, pero sin saber que hacer, y a donde ir. Abrí la puerta para salir, cuando Adrian me detuvo.

Se inclinó al nivel de mi rostro y comenzó a hablar.

- Eleonora, eres una chica muy linda.- Adrian acarició mi rostro con sus dedos. - Lo que tu no sabes, es que yo soy alguien muy poderoso en todo Finlandia.-

Me veía interesada. Aún no sabía a que iba todo esto pero era algo temprano para rechazarlo.
Comenzó a hablar sobre a lo que se dedicaba. Y me quedé muda. Por lo menos tendría protección, dinero y placer. Pero esto no era lo que yo quería.

Dije que lo pensaría, y me fui con mis pertenencias sin rumbo fijo.
Helsinki era hermoso. Veía la palabra progreso a cada esquina. El triple de autos, y ocho veces más cabezas rubias por las calles. me sentía como un bicho raro en tal lugar. Encontré un lugar para pensar, muy sucio por cierto.

Por primera vez en mi vida, disfrute del silencio sano. Pude pensar sobre mí; mi pasado, presente y futuro.

¿Qué hice para llegar a donde estoy?
Mis memorias me remontaron años atrás, nuevamente.

Días después de el incidente de Osiris, mamá nos llevó a la iglesia como cada Domingo. Ember estaba mas inquieta que de costumbre. Normalmente cerraba los ojos y se ponia a rezar, con las rodillas en el suelo y las manos entrelazadas entre si. Pero hoy hacía eso, mientras lloraba un rezo.

- ¡Laura! ¿Qué eres idiota?.-
Le di un buen zape a Laura, quien jugaba con una pelota. Mi hermana comenzaba a llorar, cuando vi a mamá, secando sus lágrimas para callarme con un leve golpe.

- Calladas las dos.-
Volvió a lo suyo. Lauro rió como boba y siguió botando la pelota. Volvi a nombrar a mi hermana, pero ella siguió con la maldita pelota. Pero esta se le escapó de las manos. Laura corrió a ella, y yo corrí detrás de ambas.

La calle normalmente estaba infestada de autos a altas velocidades. Y con mi vestido decorado con flores color rosadas, y más de una persona tratando de alcanzarme, cruzé la calle.

Pensé que Laura también estaba conmigo, pero resulto ser que fue alcanzada por un hombre con barba. Tomé la pelota y justo cuando alzé la mirada, vi lo próximo que estaba de mi un auto violeta.

Escuchaba a Mamá llorar con furia, llamando por mi nombre. Todos se habían dado por vencidos y creyerón que moriría aplastada frente a la iglesia.

Vi el rostro del conductor - conductora, más bien - su mirada pasaba de distraida, a alarmada.
Pero, ¿esa que conducía no era Osiris?

Me dispuse a morir, cuando el auto frenó. Todos se alegraron, pero yo me enfurecí. ¿Tanto era el susto, para no matarme? Estaba en shock, cuando Osiris bajó de su auto, y me preguntó si estaba bien. Todos se acercaron asombrados a curiosear como los insensibles que eran, incluso el sacerdote.

- ¡Eleonora! Dios bendito, estas viva.- Ember me besó angustiada, jalando a mi hermana a en medio de la calle.

- ¡Eleonora! Que lindo nombre..- todos miraron al individuo que casi acaba con mi vida.
Mamá se paró de puntitas, y reconoció a Osiris en carne y huesos.

- Tú. - lo apuntó con su dedo índice. - ¡Tú casi matas a tu madre el otro día, y hoy casi muere MI hija por TÚ culpa!.-

Todos los curiosos exclamaron al mismo tiempo un célebre: ohhh.

Osiris se quitó los guantes de cuero marrón, y como mi madre, la señaló con su dedo índice.

- Tú eres una mujer frustrada que.. hace cosas de... mujeres frustradas. Ehm, dime algo, ¿Federico no te lo ha dicho?.-

Mamá parecía un ogro verde. Y los presentes aún decían en conjunto aquel sonido.

- No. ¿Qué me tendría que decir?.-

Ember se movió como un pavo, proyectando orgullo. ¿Pero por qué todos estaban más interesados en estos, y no en mí? Cruzé mis brazos y me uní a los demás.

- Pues que son tres en tu cama, ¿talvéz?.-

Ember se pusó pálida, y ensordeció nuestros oídos con sus manos. Aún así, escuchaba los murmuros de la gente.

- .. ¡Hi-hijo de Satán! ¡Arderás en el infierno, y el mal se desatará en tí!.-

Y por Gracia de Jesucristo, el Sacerdote por fín intervino.

- Todos somos hijos de Dios..-

- ¡Por tu puta madre! ¡¿no ves que esta basura es un trasvestido!?.-

Todos volvieron a hacer el sonidito extraño, y Osiris apuntó a mi madre su dedo medio, y se fue a toda marcha en su pequeño auto violeta.

Estaba en Helsinki, acorralada en un callejón, mojada por la lluvia. Me pusé a pensar en Osiris. Y recordé cuando lo seguí a un parecido auto violeta como el que casi me hace puré.

Por suerte, ese auto era el de Osiris. Volvió a repetir ese ''¡Eleonora! que lindo nombre'' y me explico todo sobre esa tal Becky.

Recordé el asombro de mi parte al ver que era cierto. Creo que lo que encontré me pervirtió un poco, pero no más que como lo hizo Osiris. ¡Pero no mal piensen! Solo me llevó a otro mundo desconocido para mi.

- ¿Está viva?.-
- Yo que sé, robale todo lo que tenga.-
- Mira, un stéreo.-
- Llévatelo.-

Desperté, y vi a dos hombres apestosos tomando mis cosas.

- ¡Alto ahí!.- tomé mi tacón derecho y golpee a un tipo en la cabeza.

Ambos sujetos dejaron caer todo y se escaparon por otro lado. Respiré y analizé la situación. Tomé mis cosas, y caminé por la ciudad.

llegué a la dirección en la qué Adrian me había señalado. Y finalmente, toqué su puerta color verde gastado. Un perro ladró, y me encontré con Adrian abriendo la puerta.

- Eleonora.-

- Adrian.. estoy dentro.-

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