Disclaimer

El plagio de lo aquí escrito está prohibido expresamente por respeto a las autoras.

Los hechos, personajes y situaciones que se presentan en esta historia son producto de la imaginación de sus autoras, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.


''STEREOSEXUAL''


Disfruten.

Friday, July 17, 2009

VII - Tango

El Remordimiento. Comenzé a sentirlo por primera vez durante un año. Nunca pensé que esto fuera así de fatal. Sentí remordimiento después de que el ímbecil de Álvaro y después de echar a Ville de mi habitación. Les diré porque.

Tres días después.

- ¿Hola?.-
- ¿Eleonora?.-
- Habla ella.-
- ¿Es cierto lo que dicen? que... te acostaste con el director...-
- .... ¿Quién te dijo eso?.-
- Ville..-

Colgué el teléfono. Mi cabello grasoso y oloroso ocultaba mi rostro maniáco, llevaba tres días sin una ducha, como podrían adivinar. En ese momento, mi teoria en la que todos los hombres eran unos idiotas, iba mucho más en serio que nunca. Tres sutiles toques en la puerta escuché, me puse de pie, y abrí.

- Dios mio, que olor.- Ember apenas y me vio y aromatizó la habitación con olor a ''Flores del Bosque Marchitas''.

- ¡Mamá! quieres que me mate aquí ahogada, ¿o qué?.-

- Preferiría eso, a que fueras trisexual.. o como sea que se llame. Escucha, tu padre acaba de llegar con Laura de la escuela, porque la dejamos ahí tres días.. pero el punto, es que quiere hablarte. Aseate.- me apuntó temerosa con el aromatizante y me roció de pies a cabeza.

- Deja eso mujer.- mi padre entró, justo entonces, mi madre salió.

Comenzé a jugar con mis manos, mientras sentada a orillas de la ventana, evitaba a mi padre.

- Que decepción.- mi padre comenzó - Primero nuestra separación y ahora tu con tus tontadas. ¿No ves que eso no es normal? Peor hubiera sido si fueras... g-g-gay.-

Solté mis manos, y nuestros ojos se juntaron en una extraña conexión de padre e hija. Sentí electricidad en mi cuerpo, me puse de pie, cuando comenzé a escuchar violines en el fondo.

- No es normal en tí, pero sí en la naturaleza. La naturaleza todo lo altera a su gusto, incluyendonos.-

Comenzé a dar vueltas alrededor de mi padre, como si bailaramos un tango. Recordé aquella noche cuando apenas tenía ocho de edad. Era una fiesta familiar, Laura era algo más delgada, y mis padres eran felices.

- Vamos Eleonora, ven a bailar conmigo.- Papá me sacó a la pista de baile, y ambos pretendíamos que sabíamos como se bailaba un buen tango. Nuestros familiares aplaudían, pero a la vez reían de lo torpes que eran mis pies. Caminabamos como pingüinos en el hielo, cuando alguien llegaba a la fiesta. Todos dejaron de bailar, hasta mi padre.

- Escuché que había fiesta, ¿puedo.. unirme?.- una mujer con gruesos labios rosados, cabello rubio y maquillaje exagerado,habló, casusando tensión en el lugar. Era tanta la tensión, que la música fue callada por un momento, causando ese efecto de película.

Mi padre me soltó, y se acercó a donde la chica misteriosa.
- Osiris. Aléjate.- pero Osiris no se alejaba. Sus ojos maquillados de manera dramática, se veían decididos en quedarse.

- Vamos, no hagas llorar a tus padres, sabes muy bien que tu madre tiene un corazón bastante frágil, así que no juegues y vete.-

Voltee a los lados, y ví a la tía Mana más pálida y enferma que cuando llegaba del Doctor que la curaría del cáncer.

- Hola Mamá.- Osiris la saludó y esta comenzó a llorar.

- ¡Desgraciado! que no ves que no eres normal. Mi hermana está bastante enferma para soportarte.-

Caminé curiosa, en mi vestido amarillo, a su lado. Sentí miedo de mi padre, con aquellos ojos gigantes, escupiendo cualquier insulto a aquélla mujer. Mi boca tenía forma de una gran O, cuando mi padre notó mi presencia junto a él.

- Eleonora..-
- ¡Eleonora! que lindo nombre.- la mujer me saludó con tanto amor en su sonrisa. Aún así, su tono de voz me provocaba miedo. Me recordaba al lobo malo de la Caperucita Roja, con su sonrisa de oreja a oreja y sus ojos puestos en mi.

Mi padre puso su brazo sobre mí en señal de qué me fuera atrás. - Que te vayas anormal.- los ojos de la mujer se volvieron llorosos, jugueteó con su bolsillo color piel un rato y finalmente dijo:

- Solo ten en cuenta, que yo sé todo sobre tú y Becky.- se dió la vuelta y desapareció, dejando solo, el ruido de sus tacones.

¿Becky? quien era ella...

Y desperté, de entre mis recuerdos, frente a frente con mi padre, para que entendiera.

- ¿Y qué hay de Becky?.-
su nombre hizo que mi padre detuviera su gran discurso sobre lo que él creía.

- Es la puta con la que engañabas a Mamá, ¿no?.-

Y mi padre asintió sin más. - Nunca fuiste tonta, supuse que ya sabías de su existencia.-

- Claro, pero para mí, no tenía nombre. Hasta ahora.- los violines estaban en su punto más alto. Entonces, pareciera que una orquesta se le hubiera unido.

- ¿Y tu consideras que engañar a tu mujer es normal?.- me acerque a mi padre, moviendome exóticamente como si fuera alguien más, y no el hombre que ayudó con el proceso de crearme. Me imaginé a Ville en su rostro; ambos en una pelea ardiente.

Una nueva melodía escuchaba en el fondo. Igual de potente, pero con un nuevo toque de suspenso en esta historia.

Mi boca estaba a escasos centimetros que la de mi padre.
- Ambos estamos en un círculo vicioso.-
Una gran explosión sonó en mis oídos. Me alejé de él, y abrí la puerta. Laura y mi madre se vieron sorprendidas al ser descubiertas, espiando nuestra conversación.

-¿Te sientes avergonzada?.-

Mi padre me miró por última vez. No contesté. No sabía que responderle, pues, sentía tanto remordimiento. Yo misma me estaba contradiciendo, pero llegaba la hora, de darle una respuesta, pues yo no era ninguna cobarde.

- No, no hay razón para estarlo. Y de hecho, no hay medicina alguna que pueda curar mi forma de ser, solo si te preguntabas.- cerré la puerta en sus caras y orgullosa, me lanzé a mi cama.

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